sábado, 9 de marzo de 2019

Praderas: un nuevo aprendizaje.



Queen Elizabeth Olympic Park, Londres.
Viajar es lindo, muy lindo, espectacular digamos. 
Y ni que hablar cuando tenemos la oportunidad de ir a la cuna de la jardinería y del paisajismo (al menos de occidente), visitar jardines increíbles y ver además lo que pasa hoy en el tema, es decir la vanguardia. 
Hablo de Inglaterra por si no se dieron cuenta. 
Todo muy bien hasta ahí. El gran problema es que uno vuelve y quiere replicar lo que ha visto, aunque sea en una pequeña proporción, en el propio jardín.  


Sector de pradera en el jardín de Tom Stuart Smith.
Entonces, se abre un nuevo horizonte, un nuevo proyecto y nos lanzamos de lleno a la aventura. Con un montón de desaciertos, errores, bah. Pero de eso se trata la jardinería, aprender de la experiencia, de la prueba y el error. Y lo bueno es poder hacerlo en el propio jardín (que inconveniente sería practicar con un cliente!), e ir haciendo camino al andar, y por sobre todas las cosas, divertirse. 

Los Aster lilas dan su segunda floración y los cosmos naranjas (segunda generación del verano) también arrancan a florecer. Todo un poco desordenado, pero al menos con color.
Voy a empezar por el final para no desalentarlos. Esta foto es de hace unos días, es mi primer año de mi segundo intento de pradera. Es decir, el primer año me fue muy mal. Pero muy mal. Digamos  que me pasó lo mismo que cuando uno hace una receta medio de memoria o a ojo, y cuando sale mal va a mirar  el libro a ver qué falló. Bueno, algo parecido me pasó en mi primer intento. 

Tratando de definir la pradera y luego de haber leído y visto un poco, yo diría que se trata en parte (y para resumir), de un estilo de plantación (o siembra más bien) tal como lo proponen James Hitchmough y Nigel Dunnet (esta capos de los cuales tenemos bastante que aprender). 
Hay un montón de cosas positivas que implica una pradera: ecología, atracción de vida silvestre (sobre todo en las ciudades), baja de contaminación debido al NO corte de pasto en areas grandes y otros beneficios extras, etc. etc..
Pero, (siempre hay un pero o letra chica), este esquema tan hermoso que puede verse al ALGUNOS momentos del año, no es para todos, ni para cualquier lugar.  Es muy común ver una foto, imagen, etc y querer replicarla (y lo peor, creer que lo vamos a lograr así nomás). Pues lamento decirles que por algo estos personajes son los número 1. Simplemente porque no improvisan para nada, todo lo contrario, están hace 30 años estudiando en la universidad de Sheffield las comunidades de plantas, como crecen, el sustrato ideal, la convivencia de unas con otras, etc etc, etc. 
Pero (de nuevo el pero), nada es imposible, y lo importante es ver, leer, experimentar, aprender. Poder hacer nuestra propia receta, que será seguramente a base de errores. 
Si pudiera mencionar a alguien que tiene bastante andado en el tema en nuestro país, diría que esa persona es Nicolás Mulcahy, que en su campo en 9 de Julio y con sus jardines de mariposas, está hace tiempo experimentando bastante con las praderas. 

A continuación les muestro algunos de los pasos del primer año y del segundo (todavía en curso). 

El primer año , después de eliminar la gramilla lo más posible, esparcimos sobre el suelo una capita de cama de caballo, ya que notamos que estaba decapado, arcilloso y compacto. 
1º Error:  querer mejorar el suelo, mediante el agregado de materia orgánica, cuando lo recomendable es que el suelo sea lo más pobre posible. 

2º Error: sembré además de mis semillas de flores, una mezcla de trébol rojo, y otras gramíneas de pasturas para el campo, que se devoraron las flores.  
3º Error : no desyuyar. El desmalezado es fundamental los primeros años para ayudar a las plantas menos agresivas a establecerse, y no morir en el intento.  
No tengo fotos de la pradera en la primavera y verano pasado, entre la sequía y los errores antes mencionados, el panorama no era para nada alentador.  Mejor dar vuelta la página.  


Segundo intento, invierno 2018. 
Después de eliminar durante el verano, los tréboles y demás parientes, y de leer algunos capítulos Sowing Beauty, el libro de James Hitchmough, empezamos de nuevo.  Agregamos una capa de 10 cm de arena que funciona como bloqueador de posibles semillas que hubieran quedado en el suelo, y como empobrecedor del suelo. 
Lo que no sabíamos era que la arena del corralón era de río, con lo cual hacia fin de primavera nos encontramos con infinidad de árboles (casuarinas, eucaliptos, etc.) y otras yerbas germinando (igual, que el ánimo no decaiga, por favor). La buena noticia es que al tener tanta arena, desyuyar es muy fácil, y además uno puede estar arrodillado y nunca se ensucia. Es casi como estar jugando en el arenero....!  

Cubierta con arena la superficie destinada a la nueva pradera, plantamos unos frutales y trazamos una grilla (en el papel y luego replanteada en el terreno) para definir sectores, para tener una idea al menos, de dónde estábamos parados.  

Algunos plantines los hice en almácigo con semillas traídas de afuera (como ser estos Dianthus carthosianorum), otras plantas como ser los aster y achilleas, salieron de división de mata de los canteros  y muchas salieron de semillas sembradas al voleo en los espacios libres. El resto, fue (y sigue siendo) el trabajo de la naturaleza. 

Por suerte conté con la ayuda de mis alumnas, que se animaron a colaborar, y plantaron obedientemente siguiendo las instrucciones.

Primavera 2018. Mejora el panorama en relación al año anterior, pero sale de todo. Lindo y no tanto. Vamos viendo. ...

Lo interesante de contar con este "gran arenero" , es que tengo una enorme superficie para probar semillas nuevas, como ser esta Scabiosa 'Oxford Blue'. Cuando la vi floreciendo casi me desmayo. 

O las Echinaceas purpureas, a las que amo con todo mi corazón, y están felices en su nuevo lugar. 

Esta gramínea es supuestamente un Eragrostis 'Elliotti', hecha de semilla y empezando a florecer en la primavera. 
Cosmos, lindos pero gigantes y ocupando mucho lugar. Veremos si el año que viene quedan, pero más limitados en el espacio. 

Orégano púrpura, vino de Inglaterra para quedarse. 

Verbena bonariensis, linda, nativa, pero invasora. Para analizar. 
Y sigue la lista...! Pronto con más especies y experiencias para compartir.