El estadio olímpico de Londres al fondo, adelante, una pradera de flores. |
A esta altura creo que no vale la pena aclarar la admiración que tengo por los jardineros europeos e ingleses en particular. Y, aunque suene frívolo, en la jardinería también existen las modas, y actualmente (y cada vez más), la moda está muy buena. Resulta que el movimiento de praderas, especialmente en el espacio público (necesitan una gran superficie para desarrollarse idealmente), está siendo cada vez más furor.
Un excelente ejemplo de esto es el parque olímpico (Queen Elizabeth Olympic Park) que se construyó para las olimpíadas de Londres en el año 2012. Este parque lo visité el año pasado y de nuevo este año y realmente no deja de asombrarme lo que se logró allí.
Me gusta proponer un ejercicio mental, y éste consiste en imaginarse esta superficie que se ve en la foto con césped cortado. ¿Qué mantenimiento hubiese demandado? ¿Un corte de césped semanal tal vez? ¿Fertilizaciones regulares para mantener su color verde?
¿Cuáles hubiesen sido las ventajas de esas superficies sobre las que se ven en la foto llenas de flores?
¿La posibilidad de pisarlo?
¿Es necesario contar con superficies tan grandes para pisar?
Ahora veamos dos importantes ventajas:
1. Esta pradera se corta a lo sumo dos veces al año (o sea muy bajo mantenimiento).
2. Atrae vida silvestre a la ciudad o donde se implementen: pajaritos, mariposas, abejas, etc.
De nuevo propongo el ejercicio de imaginar el corte de esas zonas "verdes" en pendiente. ¿Cuánto esfuerzo y contaminación se ahorra de esta manera, no?
Dentro del parque hay por supuesto áreas de césped cortado donde la gente puede sentarse. Y la pregunta nuevamente sería: es necesario que sean tan grandes esas superficies de césped cortado? Tal vez no, y estas praderas aportan algo más que bajo mantenimiento a la ciudad.
Los autores de este nuevo planteo en este caso, fueron Nigel Dunnet, James Hichtmough y Sarah Price, quienes luego de años de estudios en la Universidad de Sheffield, experimentando combinaciones de comunidades de plantas, hicieron estas mezclas de semillas de diferentes especies aptas para el clima y suelo de Londres y, con buena convivencia y posibilidad de resembrarse espontáneamente.
Flores, gramíneas y algunas malezas conviven generando este paisaje que parece extraído de una banquina o una pradera en el campo.
Frente a la pregunta: ¿y cómo se verá esto en invierno? La respuesta podría ser que seguramente podado (cortado) y sin flores , pero considerando que en el invierno la gente está menos tiempo afuera, tal vez valga la pena el sacrificio.
Así como ocurre en el High Line (Nueva York) y en las plazas nuevas de todo el mundo, los bancos y muebles se adaptan al diseño moderno y aportan su nota.
El área de juego para los chicos.....y grandes!
Una vuelta de rosca a la clásica plaza de juegos, con una alfombra de caucho como solado.
En el área de juegos de chicos, los canteros han sido plantados. Su composición es básicamente gramíneas y herbáceas perennes.
Escaleras de madera(deck) que a la vez cumplen la función de asientos.
La combinación de flores sembradas va variando por sector.
En estas praderas compuestas por gramíneas, anuales y herbáceas perennes, la altura baja de las plantas es una constante que permite tener una vista abierta.
Pero las praderas no sólo ocurren en los espacios nuevos, también en los jardines de Kensington pueden verse áreas de canteros mixtos (en frente al palacio), y en el primer plano un área destinada a pradera natural. Tal vez sea el momento de re pensar el espacio público, no?