En un jardín todo forma parte de la composición o diseño .
Es muy común que en esta época del año todos soñemos con tener árboles otoñales en nuestro jardín.
La belleza del colorido de las hojas de algunos árboles y arbustos, que van tiñéndose a medida que el frio avanza, nos deja suspirando.
El primer impulso es salir corriendo al vivero para encargar nuestro árbol otoñal, entonces, me pareció útil compartir algunos consejos antes de dejarse llevar por el entusiasmo.
El Rhus typhina es un pequeño arbolito cuyo principal (y casi único) atractivo es el color de sus hojas en otoño, pero debe tenerse mucho cuidado al plantarse ya que tanto su corteza como su frutos pueden provocar alergias muy serias.
1. En primer lugar debemos pensar que una planta, si bien va a tener una característica o rasgo especial por el cual la elegimos (flores, hojas, etc.) debe pensarse todo el año. Es decir, qué va a pasar esa planta cuando no esté con, hojas, flores o aquella cualidad por la cual la elegimos.
Los colores de los árboles en el sur (patagonia argentina), son increíbles. En primer plano un raulí (Nothofagus alpina) en tonos de naranja y rojo. Atrás, un grupo de abedules (Betula spp), cuyas hojas toman un color dorado excepcional. Ambas especies crecen muy bien en suelos pedregosos y climas fríos.
2. Elegir plantas que puedan crecer sanas en nuestro suelo y clima.
El Acer palmatum crece muy bien en diferentes tipos de suelo y clima. Su color de otoño es increíble y la brotación de primavera verde clara, también. Tiene una silueta más bien extendida y una copa amplia ramificada desde abajo. Es además un árbol que tolera muy bien el trasplante (o sea se pueden comprar ejemplares grandes sin problema).
El fresno americano (Fraxinus americana), es un árbol que suele verse en el arbolado de calles y veredas.
Es lo que yo llamo, un árbol correcto. Crece rápido, se adapta al trasplante, toma color amarillo en otoño.
Algo que a veces no resulta atractivo en los fresnos americanos (hechos de semilla), es que si el pie es femenino, en el invierno le quedan los frutos (sámaras) pegados a las ramas y puede no resultar muy lindo.
Hoy en día hay variedades nuevas muy interesantes en los viveros como el Fraxinus oxycarpa 'Raywood' cuyas hojas se ponen color borravino en otoño, y la copa es un poco más compacta.
Una variedad de fresno muy difundida también como ornamental es el fresno dorado ( Fraxinus excelsior 'Aurea'), cuyo porte es más pequeño, la copa más compacta y el crecimiento bastante lento. Otro rasgo distintivo es que es el primero en ponerse amarillo y perder las hojas, y el último en brotar.
Hablando del fresno aprovecho para mencionar el tercer consejo a la hora de elegir y plantar árboles otoñales.
3. Pensar que las plantas que están cerca (detrás o a los costados), constituirán el marco o fondo sobre el cual ese color va a apoyarse. La percepción de los colores cambia notablemente de acuerdo al fondo. Es por eso que los días grises de cielo plomizo nos resultan tan lindos para ver los coloridos otoñales, y si observamos los árboles y sus entornos, veremos que los verdes oscuros constituyen también un excelente y necesario fondo para que se luzcan mejor. No puede pensarse una planta individualmente sino también en relación con las que la rodean.
Las casuarianas (foto arriba) verde oscuras, forman un fondo verde oscuro sobre el cual los fresnos dorados resaltan el color de sus hojas y la forma de sus copas.
Un alerce europeo (Larix decidua) destacándose sobre el fondo oscuro de cipreses y piceas.
Pequeños ejemplares de roble pellín (Nothofagus obliqua), antes de perder sus hojas, sobre el cielo plomizo (de a ratos) y la luz cambiante del otoño patagónico.
El verde oscuro de las Acacia melanoxylon (al costado) y el verde más claro de los buxus delante, acompañan el colorido de los Pyrus calleryana 'Chanticleer', que son prácticamente los últimos en poner sus hojas de color.
4. Considerar que cada árbol o arbusto caducifolio irá cambiando de color a distinto tiempo. Algunos lo hacen muy temprano a comienzos del otoño , y otros hacia finales de estación. También tener en cuenta que algunos pierden las hojas inmediatamente y otros las conservan "pegadas" por muchos más días.
5. Como mencioné al comienzo, una planta debe ser evaluada a lo largo de todo el año, con todas sus características (virtudes, defectos, necesidades, cuidados y mantenimiento), y no solamente por un valor, que en este caso sería el color otoñal. La silueta (o esqueleto) es a veces tan importante como el colorido de las hojas. Los árboles bien formados con su tronco y ramas desnudas, pueden transformarse en los protagonistas del jardín durante el invierno.
El color de las hojas de los liquidambar (Liquidambar styraciflua), todavía amarillas, junto con las magnolias caducas blancas (Magnolia loebneri Merril), que le suman a su atractiva floración en el invierno, el color de sus hojas en el otoño. Todo con un entorno con diferentes formas y tonos de verde que contrasta con el amarillo otoñal.